domingo, 20 de agosto de 2017

Miedo. Ese miedo que tengo y que ni a gritos, ni llorando, ni escribiendo quiere salir. Miedo de nadie sepa sacar ese clavo que un día se me metió tan adentro. Miedo de que nadie vuelva a besarme la piel de la misma manera que alguien hizo un día, ni sepa arrancarme el corazon del pecho.
La manera suya tan bonita y tan destructiva que tenía de mirarme, de entenderme, de reírse.
Tengo muy dentro de mi mil tardes. Mil tardes, y una foto nuestra que aun que borramos, todavía recuerdo y soy capaz de viajar hasta ese día, ese lugar y ese mismo instante.
Me faltan noches, para salir a buscarle y arriesgarme una vez mas, a sabiendas de que el no va a estar. Nunca estuvo, y siempre lo diré, siempre me fascinará esa manía que tenía de no ser mío, y tampoco ser de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario